Te voy a pedir un favor, mientras estas sentado leyendo este post mira a tu alrededor ¿cuántas piezas de plástico puedes ver? El número de cosas con plástico dependerá de en que parte de tu casa te encuentres, pero estoy segura de que ya estas pensando en todas las cosas que tienes en todas las habitaciones, ¿verdad? Esto es lo que me pasó a mi cuando empecé a ser más consciente de la cantidad de plástico que consumía. Pensaba que no era tanto hasta que un día, en el baño, me di cuenta que todos mis productos, – salvo el jabón y mi nuevo adquirido shampoo – estaban en contenedores de plástico; en ese momento tuve la realización que me cayó como un balde de agua fría: era momento de empezar – de verdad – a vivir sin plástico.
Durante los últimos años he sido bastante consciente de la cantidad de plástico que consumo y del problema que esto representa para el planeta; pero muchas veces fallo en dejar de utilizarlo al 100%. Me pasa mucho cuando salgo y asumo que todos piensan igual que yo pero ponen una pajilla en mi copa; o cuando llevo mi bolsa reutilizable para comprar comida Take away pero me dan algún tipo de salsa en un contenedor de plástico.
Cuando estas cosas me pasan, me da muchísimo remordimiento y me tranquilizo a mi misma echándolo al contenedor amarillo (digamos que es como un bálsamo que calma mi remordimiento, pero que en mi caso no es la solución)
Vivir sin plástico en Julio
¡Es por eso que este mes estaré a tope! He decidido que durante todo el mes intentaré ser más consciente de esas pequeñas acciones que aún puedo mejorar para continuar mi camino para vivir sin plástico; y claro, uniéndome al reto global “Julio sin plástico”.
Este movimiento lo inició Rebecca Prince-Ruiz, la fundadora de The Plastic Free Foundation (La fundación libre de plástico) en el 2011 junto con un equipo pequeño del gobierno de la zona oeste de Australia. Esta iniciativa ha sido replicada alrededor del mundo.
Se estima que tan solo en el 2019 participaron 250 millones de personas, quienes redujeron su desperdicio en casa y reciclaje en 23kg por persona por año; contribuyeron a un ahorro total de 825 millones de kg de residuos plásticos por año; y lo mejor, es que 9 de cada 10 personas hicieron cambios que se convirtieron en hábitos, ¿bastante genial no crees? Lo mejor del reto es que puedes hacerlo por ti mismo o unirte a millones de personas registrándote aquí
Como aprender a vivir sin plástico
Este será mi segundo año participando en el reto. El año pasado lo intenté, pero si no mal recuerdo, creo que el segundo día de Julio ya había comprado o utilizado algo con plástico. Por eso, este año será diferente; estaré llevando un diario (seré 100% honesta, lo prometo) en el que escribiré todos los momentos o acciones en las que haya evitado el uso de plástico y que utilice en su lugar; así como aquellos momentos en los que si utilice productos que tuvieran plástico.
No pretendo que todos llevemos un diario de nuestro consumo de plástico, pero estos son algunos de los pasos que podemos tomar para vivir sin plástico y quizás, en un futuro cercano, llegar a ser residuo cero.
1.- Identifica en donde utilizas más plástico.
No me refiero al lugar físico, si no al área de tu vida. Puede ser en productos de higiene y belleza, en la compra, cuando comes fuera o vas de paseo, cuando vas de compras o cuando sales a divertirte. Una vez que lo tengas identificado, investiga en donde puede encontrar los mismos productos pero hechos con materiales sostenibles. Afortunadamente ya hay un montón de lugares en donde los puedes conseguir y si estas en Valencia, te recomiendo que visites a Marla y Antonio en Terreta Neta.
¡ESPERA! Antes de que eches todo el plástico de tu vida al contenedor amarillo, asegúrate de haberlo utilizado hasta las últimas; si te deshaces de el solo para no tener plástico en tu vida estarás generando más residuos que es lo que queremos evitar.
2.- Evita utilizar plásticos de un solo uso.
Los plásticos de un solo uso pueden incluir bolsas, contenedores de comida, pajillas, cubiertos, vasos y el más común de todos, las botellas de agua. Ya se lo que vas a pensar, que sueno como disco rayado, pero este es una de las acciones que más fácil se nos puede pasar por alto.
Estamos fuera y decidimos de improvisto pasar por algo de cenar o pasar a comprar algo a la tienda, ¡pero no llevamos nada de nuestro kit anti-plástico! Decidimos que por esta vez no pasa nada … y es cierto. El camino a dejar estas cosas atrás puede costar trabajo en un inicio, pero con esta recomendación creo que te será un poco más fácil.
Piensa en tu rutina normal y si cuando sales realizas compras habituales o de impulso. ¿A que me refiero? Cuando sales por las mañanas hacia el trabajo pasas por la misma cafetería por un café, normalmente no compras nada más pero se te antojo un croissant. Para esta compra, llevas tu vaso reutilizable para el café porque lo haces de lunes a viernes, pero no llevas nada para el croissant.
Aunque no lo hagas diario, para aquellos momentos de impulso (que son completamente válidos), puedes dejar un pañuelo reutilizable junto (o dentro) del vaso de café por si algún día decides que esta bien darse un gustito.
Esta idea se puede aplicar a llevar siempre contigo una bolsa reutilizable por si necesitas comprar algo de comida que habías olvidado o llevar contigo tu botella reutilizable por si en el camino te da sed o quieres comprar alguna bebida fresca. El reflexionar sobre nuestras acciones y rutinas hará que la transición a vivir sin plástico o ser residuo cero sea más fácil.
3.- Deja atrás la comida empacada.
Es otro de los puntos que nos cuesta más trabajo, ¿a quien no le gusta la comodidad de no tener que cocinar? Es práctico y es fácil, pero contamina un montón. No soy una especialista en el tema de nutrición y alimentos, pero te voy a contar una (muy) breve historia: por lo general compraba el paquete congelado de ensaladilla y me facilitaba muchísimo la vida en la cocina.
Un día me di cuenta que ya no me quedaba ensaladilla, pero tenía todos los ingredientes para hacerla; así que me quite la pereza y me prepare mi comida como normalmente lo hago. ¡La diferencia en sabor fue impresionante! Preparar la ensaladilla no me tomo tanto tiempo y la verdad es que la diferencia en el sabor fue tan grande, que no creo regresar a la ensaladilla congelada.
Así que el consejo que te puedo dar después de esta experiencia, es que compres en el mercado la comida que normalmente compras congelada -utilizando bolsas y envases reutilizables- y el fin de semana (puede ser el domingo por la tarde) la cocines y congeles; así tienes las ventajas de todo el sabor y practicidad, sin necesidad de generar basura,
4.- Una de las tres R’s: Reutiliza.
Si ya lo tienes, intenta sacarle un segundo o hasta tercer uso. Aunque no se recomienda reutilizar los envases de plástico para almacenar comida por los químicos que puede tener el plástico, los puedes reutilizar para otras cosas.
Puedes reutilizar estos envases para guardar cosas o para hacer actividades DIY con los niños en el verano. Otra manera de reutilizar tus envases es comprando el mismo producto pero a granel. Ya existen muchas tiendas que tienen productos de limpieza y de higiene de venta en este formato y de hecho te animan a llevar tus propios envases o donárselos.
5.- La más famosa de las R’S: ¡Recicla!.
Se que vivir sin plástico de un día para otro, puede ser muy difícil. Pueden haber días en los que se nos olvida o simplemente no lo pudimos evitar; cuando eso suceda, reciclemos de manera correcta y echemos los envases al contenedor amarillo. Por si no lo sabes, porque no vives en España, el contenedor amarillo es al que se echan los envases de plástico, bricks y latas.
De acuerdo con ecoembes al contenedor amarillo se deben de depositar los siguientes residuos:
- Botellas de plástico
- Latas
- Tapas y tapones de plástico, metal y chapas
- Bandejas de aluminio
- Papel film y papel de aluminio
- Aerosoles
- Botes de desodorante
- Bolsas de plástico (excepto las bolsas de basura)
- Tarrinas y tapas de yogurt
- Briks: de leche, zumos, sopas, etc.
- Bandejas de corcho blanco
- Tubos de pasta de dientes
En su sitio web, puedes encontrar más información sobre los residuos que NO van en el contenedor amarillo, el proceso de reciclaje y algunas curiosidades sobre los beneficios de reciclar estos envases.
6.- Cuida los microplástico y las microfibras.
Cuando pensamos en la contaminación de plástico, pensamos en las piezas grandes que vemos y que utilizamos en la vida diaria; ¿pero que pasa con los que pedazos más pequeños? Seguramente has escuchado de los microplásticos y como estos conforman gran parte del problema en la contaminación de los océanos.
De acuerdo con la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) los microplásticos tienen dos fuentes: la primera siendo los que se degradan o separan de plásticos más grandes y la segunda los que son fabricados para utilizarse en ciertos productos de cuidado personal como exfoliantes, pasta de dientes, etc., también llamados microesferas.
Además de estos microplásticos, existe otra fuente importante de contaminación del agua que son las microfibras. Al igual que los microplásticos, las microfibras son pequeños (o diminutos) pedazos de fibra que se desprenden de nuestra ropa cada vez que la lavamos. Este problema es especialmente contaminante, ya que cerca del 70% de la ropa actual es hecha con fibras sintéticas y todos lavamos nuestra ropa con bastante frecuencia.
Aquí viene la parte inquietante. El problema de los microplásticos y las microfibras es que al llegar a los océanos los animales marinos los confunden con comida y les produce un sentimiento de saciedad pero sin tener algún nutriente, por lo que muchos – literalmente – mueren de hambre. En otros casos, los animales comen estos microplásticos, son pescados para el consumo humano y terminan en un delicioso plato de mariscos condimentados con un poco de plástico; lo que quiere decir que incluso nosotros estamos consumiendo plástico cuando comemos alguna proteína preveniente del mar.
Si te interesa saber más sobre este tema, te recomiendo el documental “A plastic Ocean” del que te hablo en el post de los 6 documentales para ser un consumidor responsable.
7.- Piensa antes de comprar.
Como verás, intenté no agobiarte con lo mismo de siempre(espero haberlo logrado); porque creo que si ya somos conscientes del problema, necesitamos ir un paso más allá que solo reemplazar los productos desechables por reutilizables.
Por eso es que, además de las acciones anteriores que contribuyen en gran medida a disminuir la contaminación de plástico, lo mejor es reducir y eliminar por completo su uso. Esto lo logramos con lo que considero la acción más sencilla de aplicar, y no solo cuando hablamos del uso de plásticos: pensar antes de comprar.
Cuando necesites un nuevo cepillo de dientes, se te haya terminado el limpiador para el suelo, quieras unas nuevas sandalias para el verano o tengas que hacer un regalo, piensa en que, cómo y a quién le estas comprando. Piensa si ese producto tiene alguna parte de plástico y si cuando termine su ciclo de vida se puede reciclar o reutilizar. Piensa si las fibras de la camiseta son naturales o si son de polyester o nylon que provienen del petróleo y en una escala más arriba, piensa si fue hecha por una empresa que explota a sus trabajadores.
Recordemos que el poder de compra lo tenemos los consumidores y con esta sencilla acción, podemos crear un gran cambio. Además de ser uno más saludable para el planeta y para nosotros mismos.
Vivir sin plástico toma tiempo
Como lo comenté al inicio del post, y lo he hecho en otras ocasiones, el camino hacia ser un consumidor responsable, vivir sin plástico y vivir una vida sostenible en todos los sentidos toma tiempo.
No sucede de la noche a la mañana y aunque veamos a personas que hacen mil cosas para ayudar al medio ambiente, debemos de pensar que también llevan mucho más tiempo que nosotros haciéndolo y que podemos aprenderles bastante.
A mi todavía me cuesta trabajo vivir sin plástico y aún me queda bastante camino por recorrer para vivir una vida residuo cero, pero intento no desanimarme. Me reconforta saber que hay personas a mi alrededor que comienzan a hacer estos pequeños cambios (a veces me gusta pensar que los he inspirado) y que si todos somos cada vez más conscientes podremos realmente llegar a ver la diferencia o por lo menos, hacer una diferencia para la siguiente generación.
Así que, ¡vamos con todo por este Julio sin plástico! Espero que te unas a este reto y quédate atento a mi diario de un mes sin plástico.
P.D: No dejes de visitar nuestra tienda para ver los productos sostenibles y ecológicos que te pueden ayudar en esta travesía de empezar a vivir sin plástico.